domingo, 1 de abril de 2012

Purismo desarrollista y desaparición polìtica


Existe una conducta recurrente en los  “ desarrollistas puros”  que es juzgar la realidad con postulados congelados de otra  época no considerando la complejidad de una nueva trama histórica.
Si bien existen condiciones estables en lo material hay evidencia de condiciones  que cambian. Mariano Grondona es un exponente – no desarrollista- de esa acción de traer desde el pasado el  pensamiento de los clásicos griegos a una realidad  totalmente diferente, utiliza a  ellos para juzgar  cualquier manifestación de la política actual.  No meten las manos en el barro de lo real sino que contemplan la forma del objeto desde su esquema previo, subordinan el objeto de su análisis al encasillamiento de su pensamiento a priori.

El desarrollismo tiene un caso histórico de reversión de esa tendencia y se trata  nada más y nada menos de Arturo Frondizi. Este escribe  “Petróleo y Política”  donde esgrimía  que  Argentina podría alcanzar el autoabastecimiento petrolero con  recursos del Estado sin  participación del capital privado, años más tarde gira su pensamiento  y escribe “Petróleo y Nación” donde manifiesta la necesidad de contar con la participación del capital privado para llegar al autoabastecimiento. Esta retractación  histórica y científica hizo que la Argentina lograra  el autoabastecimiento.

A partir de la política instaurada por el período  denominado “kirchnerista” vimos la aparición de una serie  de cambios en la política económica que son inéditas comparándola con el proceso 1976-2001. Se altera -en el discurso y en la acción-  el denominado paradigma liberal de la valorización financiera y se comienza a ir hacía un modelo en donde la valorización productiva se hace presente. Veamos algunos rasgos en esta dirección:

a) superávit gemelos (fiscal y comercial) con acumulación de reservas y desendeudamiento externo
b) paritarias que tienden a sincerar salarios
c) subsidios a servicios que significan “más salario”
d) tasas subsidiadas desde el Banco Provincia de Buenos Aires y Banco Nación para las Pymes,creación a lo largo y ancho del país de parques industriales
e) desaliento a la inversión financiera donde ya no es negocio para el pequeño y mediano ahorrista colocar el dinero a interés o pulsear con el dólar.
f) retenciones al agro para desalentar consolidar un modelo agrícola en desmedro de la industria.
g) políticas de desarrollo social para la economía informal y de subsistencia que tiene a incluir lo excluído en décadas liberales.
h) creación de cuatro millones de puestos de trabajo lo que implica desarrollo de fuerzas productivas
i) expansión del mercado interno.      
i) comienza a imperar la lógica de sustitución de importaciones y  protección a la industria nacional.
j) asignación universal por hijos que redunda en  mejor consumo y calidad de vida para la potencial fuerza de trabajo.
k) soberanía en la política monetaria , cambiaria y financiera (reforma a la carta orgánica del Banco Central): condición necesaria para abrir un proceso de desarrollo

De lo anterior se desprende que hay un cambio de época, se comienza a dejar atrás el  discurso dominante del liberalismo o neoliberalismo . Para un “desarrollista” hay un ambiente propicio para amigarse con un clima donde la valorización productiva se hace presente. Convengamos que este clima no estaba presente en las alianzas electorales que “el desarrollismo” realizó con Menem y De la Rúa por ejemplo. En el primero se revivió  el embrión liberal del proceso militar y al segundo le explotó la continuidad de dicha tendencia.

Llama la atención  que “los desarrollistas” que apuntan con desprecio al modelo en curso  lo hacen con argumentaciones que espejan un escenario de hace medio siglo (el gobierno de Frondizi) por un lado y por otro lado  no tuvieron  gravitación en estos últimos cincuenta años en la praxis de las políticas públicas . En estos diez lustros vimos algunos desarrollistas ocupando cargos nacionales, provinciales  y municipales pero de modo  personalista e inórganico sin generar una trascendencia significativa en el rumbo de los acontecimientos. 
Este devenir expuesto estuvo en sincronía con la paulatina desaparición del intelectual orgánico que representa tener un partido político. Con la desaparición física de sus más grandes exponentes –Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio- el “desarrollismo”  perdió lo que lo hacía diferente: la elaboración y  uso de un pensamiento histórico y diálectico.

Frente a tamaña debilidad intrínseca los “desarrollistas puros” le apuntan al modelo en curso  como francotiradores escondidos y dispersos  en la copa de los árboles.